martes, mayo 29, 2007

¡Jajaja, qué bueno!

Dedicado a mi hermana Guada, gran admiradora (a escondidas) de Chuck Norris.

miércoles, mayo 02, 2007

Este es mi poeta favorito

A Rabindranath Tagore lo descubrí en mi adolescencia, gracias a la "Obra escojida", editada por Juan Ramón y su esposa, Zenobia Camprubí, y publicada por Aguilar (un libro que lamentablemente, he perdido) Quizá su obra más conocida sea la obra de teatro "Amal y el cartero del rey", tan triste pero tan esperanzadora, pero la verdad es que nada en su obra tiene desperdicio. Es poética y hermosa y te parece estar allí en la India mientras lees cualquiera de sus cuentos o los aforismos de "Pájaros perdidos". Os dejo aquí un fragmento de "El Jardinero", a ver qué os parece:
El servidor: —¡Oh, Reina, ten piedad de tu servidor!
La Reina: —Terminó ya la asamblea, y todos mis servidores se han ido. ¿Por qué vienes tan tarde?
El servidor: —Mi hora llega cuando la de los demás ha pasado. Dime qué trabajo ordenas al último de tus servidores.
La Reina: —¿Qué puedo ordenarte, si es tan tarde
El servidor: —Hazme jardinero de tu jardín.
La Reina: —¿Qué locura es ésta?
El servidor: —Renunciaré a cualquier otra tarea, abandonaré al polvo mis lanzas y mis espadas. No me envíes a lejanas cortes. No me pidas nuevas conquistas: hazme jardinero de tu jardín.
La Reina: —¿Y en qué consistirá tu servicio?
El servidor: —En llenar tus ocios. Conservaré fresca la hierba del sendero por donde vas cada mañana y donde, a cada paso tuyo, las flores deseosas de morir bendicen el pie que las pisa. Te meceré entre las ramas del saptaparna mientras la luna, apenas levantada en la noche, intentará besar tu vestido a través de las hojas. Llenaré con aceite perfumado la lámpara que arde junto a tu lecho y adornaré tu escabel con maravillosas pinturas de azafrán y sándalo.
La Reina: —¿Y cuál será tu recompensa?
El servidor: —Que me des permiso para tener entre mis manos tus pequeños puños, que parecen capullos de loto, y para rodear tus brazos con cadenas de flores; que pueda teñir las plantas de tus pies con el zumo encarnado de los pétalos de ashoka, y recoger, con un beso, la mota de polvo que pueda posarse en ellos.
La Reina: —Tus ruegos han sido escuchados.
Serás el jardinero de mi jardín.