Yo no soy de por aquí:
yo soy de Barquisimeto:
nadie se meta conmigo
que yo con nadie me meto.
(Canción popular)
Si hay algo que me saca de quicio es la estrechez de miras de mucha gente, que sigue mirando a sus iguales con lentes del siglo XIX. Uno no puede salirse de la norma impuesta, o corre el riesgo de que lo crucifiquen por su independencia.Además, anda en boca de todo el mundo, se tergiversan sus acciones para que aparezcan como hechas en detrimento de la manada, es mirado mal porque hace cosas diferentes y tratan de malmeterlo como castigo por no hacer lo que el grupo quiere. No hay paz para el que pretende ir a su rollo. Ya se encarga la piara de putearlo por su osadía, mediante comentarios insidiosos susurrados en los oídos convenientes, mediante miraditas oblicuas que para sí quisiera Fu Manchú, mediante todo tipo de artimañas que parecen aprendidas de la buena sociedad vetustense.
No sabía yo, ignorante de mí, que es pecado gravísimo hacer lo que uno quiere. Ni que un matrimonio es cosa de cien, ni que ciertos hogares no tienen derecho de admisión, ni que decir lo que uno piensa y hacer lo que uno quiere es propio de peligrosos sociópatas.
Pero, en fin, de qué me extraño, si este querido mundo está lleno de vidas vacías y aburridas que no tienen otra cosa que hacer sino incordiar a los afortunados dueños de una existencia rica en buenas amistades, inquietudes, entretenimiento, gracia y salero.