martes, junio 17, 2008

De los que ya no hay

Nunca he visto torear a José Tomás. Pero es que aunque lo viera, tampoco cambiaría mucho la cosa, porque no entiendo de toros. He tenido que bucear en entrevistas y creer en las palabras de Joaquín Sabina para cambiar mi concepto de José Tomás.
Tras la apoteosis en Las Ventas del otro día, en el trabajo no se hablaba de otra cosa que de José Tomás. Los periódicos revoloteaban de mano en mano y todos, taurinos, antitaurinos y tibios de corazón hablábamos del asunto. Al menos, este hombre borró durante los treinta y cinco minutos del recreo la crisis, los exámenes, las notas, la próxima huelga y toda nuestra morralla diaria, y convirtió la sala de profesores en una cátedra taurina.
De él se dijeron muchas cosas, y yo me asombraba del tema monográfico que sostenían (yo escuchaba) casi cuarenta profesores en diversos corrillos, unos amparados por el Hoy, otros por El País, otros por El Mundo, ilustrando sus opiniones con la foto terrible de José Tomás, ileso, pero aparentemente a punto de ser empitonado.
"Es que no se mueve, como los antiguos"; "es un suicida"; "es como Manolete"; "Desde el siglo XIX no hay toreros así"...
Y yo, sin enterarme de que había por ahí semejante torero, del que sólo conocía el nombre.
(Mi padre, profundamente taurino y buen entendido, reconoció su valía, pero, claro, me dijo que Perera no le andaba a la zaga, que toreó al día siguiente de la apoteosis y muy bien toreado, lo cual es otra gesta heroica).
Reconozco me sedujo la idea de que José Tomás fuera un suicida, un tío raro y con un oscuro secreto que lo impelía a dejarse matar con arte, tarde tras tarde, poniéndose pegado al toro y sin moverse. Me sonaba más a torero de leyenda, a personaje de novela que fuera así. Pero no. Mi gozo en un pozo. José Tomás busca la perfección en el toreo, más claro, agua. Pero de niño coqueteó con el fútbol (es del Atleti, como yo), colecciona ositos de peluche, y en vez de rezar se le pasan por la cabeza fragmentos de Sabina. Un hombre normal y corriente.Bueno, dentro de lo que cabe. No es muy normal ponerse frente a un toro y darle capotazos con arte y salero, y luego acabar dándole la puntilla con una espada. La gente normal y corriente no usamos capotes ni espada. Pero no es un Edipo taurino marcado por un destino espantoso que le empuja a dejarse matar por una bestia de cuernos como alfanjes. Eso es lo que nos gustaría. Si Sófocles levantara la cabeza, qué gran tragedia bebería en José Tomás.
Pues no, no tiene el aura oscura de Edipo, ni la tristeza de Manolete, aunque nos guste pensar que es un caballero de capa y espada escapado de algún siglo. Lástima.

5 comentarios :

Anónimo dijo...

Dentro de su mundo me parce genial, a mí no me importa. Lo que no me gusta es que en algunos medios a estos personajes se les llamen héroes por matar un toro, y pasen por delante del bombero que salvó a alguien en un terromoto, el médico que operó raidamente y con cierto para salvar una vida, el policía que salva la la vida de un secuestrado, etc, etc.

Evla dijo...

Yo entro dentro de los de corazón tibio, nunca he demostrado mucho interés, pero en mi familia son muy taurinos y se defiende que es una lucha noble en la que al animal se le da la oportunidad de pelear y de ganar. A mí en realidad me da igual. Sólo que cuando oí hablar de José Tomás me pareció un hombre muy oscuro y misterioso y resulta que no lo es tanto como yo creía. Es que servidora tiene mucha imaginación y ya me creía yo ante un héroe de tragedia griega, jajaja, deformación profesional.

velvetinna dijo...

Nos gusta crear mitos y leyendas alrededor de personajes que caen en gracia, son modas, "necesitamos" poder creer en algo, parecernos a alguien, soñar con algo... pero José Tomás torea por dinero, como todos, no es un ser heróico, para mí un héroe es cualquier persona que deja a un lado su propio bienestar para poder darle lo mejor a los demás, como la madre Teresa de Calcuta, por ejemplo. Aparte es que siento repugnancia por todo lo que rodea al tema de la tauromaquia, siento ser así de extremista.

Evla dijo...

Yo ya te digo que respecto al tema soy tibia. A mí un torero me parece heroico relativamente, sólo porque es capaz de enfrentarse a un toro. Yo me moriría de terror si tuviera un toro frente a mí(los toros son mis pesadillas recurrentes). Que J.T. torea por dinero, pues sí, para que nos vamos a engañar, pero al menos lo hace bien, no como otros que dan cuatro capotazos mal dados y a llenar el cazo. De todos modos, a J.T. nunca le ha faltado de nada, su familia siempre ha vivido muy requetebién. Al menos él se juega las pesetas. Estoy contigo en tu definición de héroe. Pero yo me refería al héroe clásico, al de la tragedia, que difiere algo de nuestro concepto habitual. En fin, te he metido un tocho para decir que yo pensaba que en este señor había algo oscuro y trágico y resulta que sólo es un buen torero y una persona corriente y moliente, que no tiene la densidad trágica de los héroes griegos, y yo esperaba que sí lo tuviera. pero que es capaz de levantar pasiones taurinas incluso en los no taurinos (en mi trabajo ha sido así)

velvetinna dijo...

Es que sólo me sale ser tajante con este tema, lo siento, por no hablar de los toros que salen drogados a las plazas. Pensad también en esos pobres albañiles que tienen que levantar muros sin arnés ni protección, esos sí me parecen unos valientes... y encima no hay halo de misterio ni popularidad de por medio, o los mineros, y si mueren ¿quién se acuerda de ellos? Simplemente pasan a engrosar una cifra que sale a finales de año en algún ministerio.