¡¡¡NUNCA MAIS!!!

Ayer no se nos ocurrió otra idea que la de irnos a Cáceres a tomar café...en moto. NUNCA lo hagáis, y menos por la tarde. Ya sabéis que ahora anochece antes y empieza a refrescar, pero a lomos de una motooooooo...Cuando llegamos allí, apenas podía bajarme de la moto, me sentía como una armadura oxidada; tenía las manos engarfiadas del frío y apenas podía moverlas (y eso que llevaba guantes), y en mi riñón izquierdo empecé a sentir la sensación de que alguien me lo rociaba con una manguera a presión de agua helada. Y de las rodillas mejor no hablar. En un bar de la Plaza tomamos café, y de vuelta a Mérida, que estaba anocheciendo. Afortunadamente, volvimos por la autovía, que fue más corto que por la N-630, pero ya se nos hizo de noche y el frío fue...indescriptible. Grego estaba aún peor que yo, ya que recibía el aire de frente, al menos yo iba tapada con él. Al llegar a casa, encendimos la bomba de calor, nos tapamos con la manta...y una hora despues seguíamos igual. Decidí cambiar los vaqueros por el pijama y la cosa fue ya mejor, pude levantarme a cenar y todo eso. Ya sé que debo ir con pantalones de moto, pero es que todavía no me los he comprado (estoy esperando a cobrar). Pero ya sé que a los Pingüinos NO voy en moto, aunque vaya vestida de inuit. Servidora se va en coche, calentita, relajada y hablando. Cuanto más viajo en moto, más me gusta el coche. Soy así de burguesa y de pija, lo siento.