lunes, febrero 18, 2008

El amor es un perro del infierno


Al menos, eso es lo que pone en el blog de Cacereño por un año. Lo utiliza mi buen camarada Manuel para despotricar contra el consumismo de San Valentín, entre otros consumismos. Suscribo sus ideas, excepto el Día de Reyes, que es sagrado para mi familia y para mí, ahí caigo y me dejo caer, lo he hecho desde siempre y me encanta.

Pero el amor no requiere de celebraciones en fechas fijas.Tampoco es un perro del infierno, aunque reconozco que la frase es poética y subyugante, de ahí que la haya elegido como título de la entrada. Y me refiero al amor de verdad, ése que tengo la inmensa suerte de disfrutar (y padecer, pero sarna con gusto no pica, apostilla mi marido). No todo es bonito en el amor, pero hay mucho más de bueno que de feo, muchísimo más. El amor no es sólo una indigestión de mariposillas, eso es el aperitivo. El amor también es aguantar eructos, pedos en la cama, olor a pies, pelos sucios y ojeras, entre otras cosas menos románticas; es aguantar enfermedades, cabreos, síndromes premenstruales, problemas de trabajo, zancadillas y presiones de fuera y todas esas cosas. Pero siempre hay una balanza donde el sentimiento pesa más que todas esas mierdecillas. Lo que de verdad importa es saber que siempre habrá unos brazos en los que refugiarse, una sonrisa de complicidad, una mirada que lo dice todo sin necesidad de palabras, un calor y un cuerpo que hemos convertido en nuestro verdadero hogar.

1 comentario :

Anónimo dijo...

Para mí el Día de Reyes también es sagrado, ¡que conste!

Efectivamente, el amor es lo mejor que te pueda pasar pero no deja de ser un perro de dos cabezas, un perro del infierno como aquella pintada que hace que el 14 de febrero sea una fecha que pueda darte hasta vergüenza ajena.

Pero creo que algunos estamos por encima de ese festival comercial, y me alegro.