martes, agosto 10, 2010

Cuentos para niños

Imagen tomada de aquí


Salvo excepciones como la de mi profesora Carmen Galán, Velvetinna, VerboRhea, una servidora de ustedes y sus hermanas Sisters, la gente suele considerar la literatura infantil una bobería. La señora Aído, por ejemplo, ha dado ahora en decir que no es recomendable leer Blancanieves y similares porque ofrecen modelos de mujer sumisa y dependiente. Se ve que la buena señora se creía los cuentos de pe a pa. Mi compañera Sole y yo decidimos, en caso de que la Aído los prohibiera, dejar la docencia por el estraperlo de cuentos de hadas.

Pero no quería entrar en politiqueos de baja estofa. Sólo quería romper una lanza en favor de la literatura infantil y juvenil. La última vez que trabajé en la Biblioteca Delgado Valhondo, me tocó estar en la sala de Infantil. A primera vista, es un trabajo ingrato: soportar de ocho a tres la mala educación de los niños, andar detrás de ellos colocando los libros que tiran al suelo por el gusto de tirarlos; echar de la sala a los preadolescentes cuando los pillaba en páginas porno...(sí, no se sorprendan: no había filtros, por aquel entonces).Y triste también es ver que sólo miran los libros para dejarlos en cualquier lado, porque usan la sala para chatear y jugar en el ordenador. Decía que este trabajo tiene su ingratitud; pero como me tocaba ordenar la sala a diario, pude ver el tesoro que contenía: qué ediciones, señores, qué ilustraciones, qué historias, qué libros tan maravillosos, dejados de lado por pura y simple ignorancia y holgazanería. Qué lástima que los adultos sólo podamos sacar un material de la sala de los seis que podemos llevarnos, porque dan ganas de arrasarla y meter todos los libros en un saco y marchar con nuestro botín a un sitio lejano y distinto.

Por ello, he acometido una empresa ambiciosa: escribir cuentos infantiles, o de hadas, como me gusta llamarlos. Cuatro cuentos, uno por cada estación, dedicados a mis tres sobrinitos y a mi primillo Ángel, que nacerá en menos de un mes, porque yo sé que a mi prima Gloripunch, su madre, le hará una ilusión bárbara.

Pero es una empresa ardua. Sólo pensar de qué va la historia y desarrollarla es dificilísimo y terriblemente cansino. Pero es que además, van ilustrados. De mi mano. Petición expresa de mi hermana Peich, que piensa que servidora pinta bien (es ella, ella). En fin, me lo tomaré con calma: Pablo aún no sabe leer, y los otros tres son nonatos todavía; tengo tiempo. Ya les contaré cómo me va. Como ya no tengo que estudiar oposiciones nunca mais, dedicaré tiempo a esto. Espero que salgan historias consistentes (mi pensamiento es cualquier cosa menos lógico) y dibujitos de ésos de los que no pregunten "¿y esto qué es ?".
Edito: ¡Esto es más arduo de lo que pensaba! No sólo tengo que exprimir mi imaginación, sino que el tema de las ilustraciones supone un trabajo ingente. Como no dibujo de mi propia cosecha, tengo que ir buscando imágenes sueltas: un gorro de duende de tal dibujo, una cara de otro, un árbol de otro sitio...y luego copia y pega...A MANO ALZADA. Y que tenga que ver con lo que escribo...¿Y si en vez de regalarles a las madres futuras el libro se lo vendo a precio de oro?

4 comentarios :

velvetinna dijo...

Ohhhhhhhhhh, gracias por mencionarme en este post ¡¡¡me alegro muchísimo!! Yo también he fantaseado alguna vez con escribir un cuento, pero quizás el no tener un público cercano(léase hijos, sobrinos, primos pequeños...) que lo pueda valorar como se merece me echa para atrás, además estoy siempre liada estudiando. Pero creo que tú sí puedes conseguirlo y puede que incluso ilustrarlo. Te mando muchos ánimos y mucha inspiración. Espero que cuando termines me dejes leerlos :)
Un besazo

VerboRhea dijo...

Te olvidaste de incluirme en el club :P

Para mí un cuento infantil puede ser leído por un lector adulto, aunque, en principio, no esté destinado para nosotros. Lo que cambia en el cuento infantil es el tono de contar las cosas, adaptándolo al público al que va dirigido, lógicamente.Sin embargo, algunos adultos son peores que niños y en cuanto ven algo de fantasía ni saben ir más allá. A mí me apasiona descifrar esos códigos para niños que hablan más allá de la simple fantasía ...y explican a través del cuento lo que los adultos no podemos hacer con el lenguaje corriente.

En cuanto a lo de la profesora Aído...Carmen Alborch, por ejemplo, en su libro "Solas" critica a la Bella Durmiente por su pasividad. En parte, tiene razón, porque el cuento es también el reflejo social de una época en la que se educan unos valores (muchos hoy en día inexistentes).Los niños pueden seguir leyendo Blancanieves, (por Dios, que tampoco es un cuento para adultos...¡¿o sí?!), aunque solo sea para aplaudirla o criticarla (a Blancanieves, me refiero) :)

¡¡Venga, sí, cuéntanos un cuento, anda!!

Salu2 veraniegos.

P.D.:Qué gozada ya ser ¡¡LI-BRE!!, ya sabes por qué te lo digo... Enhorabuena.

Evla dijo...

Gracias, VerboRhea, ahora mismo te incluyo. Estoy de acuerdo en todo lo que dices; de todos modos, pienso que Carmen Alborch aplica su vara de medir a ideas de otra época; es como si criticásemos a los siervos de la Edad Media por no organizar una revolución contra sus señores; el concepto de libertad, si existió, no era como el nuestro. Como bien dices, eran otros tiempos y otros modos de pensar. Pero hoy en día, la Bella Durmiente y compañeras mártires no son más que agradables y bonitos cuentos para leer (o no tan agradables; Caperucita en su versión no Disney es bastante dura; hay cuentos de Andersen que hablan de la muerte con demasiada y desagradable frecuencia). En fin, los que tengo en mente son más ligeros.

la corona dorada dijo...

Bien te aplaudo!!! espero que este proyecto no se quede en saco roto como mi ya famoso inexistente libro de recetas para cuando me case...!!! Con respecto a los cuentos infantiles que decirque que tu no sepas, que hace muy poco me compré uno para mí (a las buenas y a las malas editorial Anaya) e instigué a nuestra madre a que te regalara uno para el día de reyes. Regalo que fue un éxito. Tu bien sabes que nos hemos criado sobre todo las tres mayores, peleandonos a la hora de acostarnos por leer éste o aquel cuento de hadas (a ser posible ilustrado por Maria Pascual) y que yo voy a instigar a mi futura hija a que haga lo mismo, porque estoy convencida que aquellos libros fueron la célula que desarroyó mi gusto (aunque intermitente) por la lectura. Te aplaudo pues.