Llevamos de feria desde el viernes pasado, y hasta el viernes que viene.Hemos ido dos veces, el sábado por la mediodía, primero por el centro y luego al 5º Pino, de infausta memoria a la voz de ya, y el domingo por la noche, a comer jamoncito con mis padres y con Pili y Kiko. Nos recogimos a las doce.Y se acabó lo que se daba, porque tanto Gre como yo trabajamos.
En mi caso, el primer día de trabajo consistió en pasar media hora en el insti tomando café y contándole a la gente mis desventuras oposicionales. Hoy iré por la tarde, con mi gente del nocturno.
Pero la feria, al menos para mí, está finita.
Porque ya me cansa, a pesar de que el año pasado me lo pasé en grande, pero siempre es lo mismo, calor, aglomeraciones, alcohol (este año no me ha dado la real gana de probar ni una gota), bailoteo, polvo, peleas y muuuuucho ruido. Quinquis que salen sólo en la feria, que se arremolinan en los bancos de los mal llamados coches chocantes (sic) y que el resto del año no los vuelve a ver nadie. Niños dando la brasa con los cacharritos, que valen ya tanto que con dos o tres viajes ponen a los padres al borde de la ruina y del ataque de nervios cuando caen en la cuenta de que hay que empezar con los libros de texto. Tenderetes de cosas horribles, repetitivas e inútiles, sin artesanía (¿dónde se han metido aquellas tómbolas de macetas y pajaritos y aquellos hippies que te vendían plata de verdad a precios estupendos?), rumanos y orientales intentando colocar flores de tela o chirimbolos luminosos y la perenne letanía del tombolero aragonés y la de "chocolatería y churrería Hermanos Pernía, chocolatería y churrería Hermanos Pernía, chocolatería y churrería Hermanos Pernía" entre vaharadas de humo aceitoso...
Ayer por la siesta estaba en casita, leyendo, ordenando recibos, escuchando de fondo la tele. Gre dormitaba en el sofá. Salí al balcón a echar un cigarro y no se oía nada, sólo a lo lejos llegaba algo de la feria, pero había tanto sosiego que me permití una burlona y triunfante sonrisa por haber escapado de ese tremedal y estar en casa relajadita y a gusto. No me gusta nada la feria. Todos los años digo que no estoy feriera, pero acabo yendo, aunque este año me estoy saliendo con la mía . Si por mí fuera, huiría de la feria como de la peste, como hace tanta gente, seguro que me sale más barato y más saludable para mis renqueantes oídos. La lástima es que todos los años tenemos ciertas responsabilidades que durante estas fechas recaen exclusivamente sobre nosotros y no podemos escapar. Si no, le daban por saco a la feria.
P.D. Esta horrible foto de la feria la he puesto adrede, había otras más majas, pero no ilustraban adecuadamente mi entrada.
4 comentarios :
Coincido contigo, yo cada vez le veo menos cosas positivas a la feria: polvo, lejanía, selección musical patética, peleas, aglomeraciones, masificación, etc, etc.
Por eso en Badajoz ha ganado tanto la feria del casco antiguo.
La verdad es que pensaba que se me iba a echar medio mundo encima, porque la gente no suele entender que no me gusten estas cosas. Menos mal que tu comentario ha sido de apoyo, esperaba encontrar un comentario condenatorio, jajajaja, pero me da igual quien entre a decirme que cómo pienso estas cosas, que la feria es ideaaaallll, porque es así como pienso, sorry.
Y por cierto, tu comentario me demuestra que TODAS-LAS-FERIAS-SON-IGUALES.
hey yo la odio, no me gusta nada, el finde me libré y sólo he ido 2 días,ojalá el año que viene no esté en Mérida............
Publicar un comentario