domingo, julio 30, 2006

Otra del mismo

Bueno, esto va para el amigo Cronos, que ayer se manifestó, y como sé que le gusta mucho Antonio Pacheco, le voy a poner otro de sus poemas. Ahí va.

Cuántos besos,
en esta noche,
perfuman mi cuerpo.
Cuántas caricias, en esta noche,
sobre mi piel deslizas.
Cuántos sueños,
en esta noche,
dejarán de ser un sueño.

Bien, el librito de donde saco estas cositas tan preciosas se llama "Lo malo de que tú no existas", y me parece fantástico, porque Pacheco escribe justo como a mí me gustaría escribir, pero no sé, claro, una hace lo que puede, pero de donde no hay no se puede sacar más. En fin.

Por cierto, Cronos, te recuerdo el título del libro que te recomendé ayer: Lawrence Norfolk, "El diccionario de Lemprière".

sábado, julio 29, 2006

Para la caló

Para caló, la de aquí (es un juego de palabras del curso de griego moderno; parakaló significa por favor). En fin, os pongo imágenes refrescantes que me recuerdan a mi bendito invierno.


Mi libro

Estoy escribiendo un libro de cocina. Lo estoy haciendo, no para publicarlo, sino para imprimirlo y dárselo a mi hermana Pili el día de su boda. Son recetas que voy atesorando desde que empecé a cocinar, allá en Cáceres, a principios de los años 90. Son recetas de cocina casera, aunque algunas son un poco más elaboradas, fruto de mi paso por la escuela de cocina de Orellana, no como cocinera, sino como intérprete de una alumna que estaba allí. Luego, cuando termine de escribir las recetas, procederé a poner al pie de cada una su historia, anécdotas, trucos y cosas así. No pretendo emular a Isabel Allende con su Afrodita, sólo quiero que le sirva a Pilar como algo práctico, divertido y bonito. A ver qué tal, tiene que estar terminado para dentro de un año, así que ya me puedo espabilar.

jueves, julio 20, 2006

Las lenguas españolas.

He estudiado toda mi vida lengua española; castellana, cuando ya fui un poco más crecidita , pero aún así, al libro se le veía el plumero y de vez en cuando decía "el español...bla, bla, bla". Entonces no era muy consciente, pero claro, cuando una crece, le da por pensar más y se da cuenta de esas cosas. Y digo yo: ¿Por qué tanta inquina contra el catalán, el gallego, el euskera...? ¿Por qué los que no las hablamos las consideramos de segunda fila? ¿No son lenguas españolas (sin entrar en política, me refiero a que se hablan en el hoy territorio español, que mañana, tal como están las cosas, no lo sé, ni me importa)? Nos parece una falta de respeto que se hable en otra lengua a nuestro lado, sobre todo si la única que se ha mamado es el castellano. Quiero decir que nos parece lo absoluto, y no nos entra en la mollera que haya gente que mame en gallego, en catalán y en euskera; es como de segunda, no la Verdad absoluta del "español".
Lo siento. Soy extremeña, no hablo castúo, sólo castellano y lengua de signos (otra que pronto entrará en la oficialidad), bueno, a veces francés e inglés, y griego moderno nivel turista novato, pero ésas no cuentan ahora. Me centro en lo que es ahora España. Me parece de mentes cerriles hacer oídos sordos a las otras lenguas españolas, porque no son mayoritarias; me parece de mentes cerriles no reconocer la riqueza lingüística del territorio en el que nos ha tocado nacer y vivir (y yo me enorgullezco de que España sea como es y como tenga que ser; nada es inmutable, ya lo dijo el tío Heráclito, y tenía razón, el buen viejo). Y me parece de mentes cerriles decir "izquierda", "alioli", "chubasco" y no reconocer que son préstamos, como también me parece cerril el caso contrario, decir que "chacolí" no se escribe con CH, sino con TX, como si fuera un Citröen. Si no sé euskera, prefiero no meter la pata y escribir CH, porque no sé si esa CH viene de TX, TZ o de cualquiera de esos fonemas que me subyugan pero que no sé cuándo es uno o cuándo es otro. Por cierto, qué gran y misteriosa joya tenemos con el euskera,qué atractiva lengua con sus orígenes desconocidos. A veces me pregunto qué hace aquí, esa lengua en ese lugar irreductible de la cornisa cantábrica, de dónde vino, porqué está ahí... me hipnotiza, no entiendo nada, pero cómo suena, qué misterio, qué extrañeza, qué fascinación me produce.
Sólo pido un poco de flexibilidad y de respeto en ambas direcciones. Imagino que también habrá de lo mismo en cuanto a catalanes, gallegos y vascos que rechacen la lengua de Cervantes y de tantos otros buenos señores que nos deleitan con sus plumas o bolígrafos.
Quizá porque soy latinista, las otras lenguas, cualquier lengua me inspira un enorme respeto y una gran curiosidad. Bástese con que conozca a un hablante de otra lengua para que le dé la vara para que me enseñe algo. Como muestra, un botón, cuando estuve de vacaciones en Irún, no paré hasta aprender a cantar "Andre Madalen", y ya de mayor se lo canté a mis compañeras vascas (previa ingestión de varias copas, menudo atrevimiento) en medio de grandes aplausos. Luego, ellas y yo nos arrancamos con "Pintxo, Pintxo, gure txakurra da", famosa canción de guardería. También no paré hasta leerme entero un librito que trajo mi madre de Galicia: "Lobos, homes e lobishomes". Me costó, pero entre el parecido con el castellano y las raíces latinas, lo logré; luego, se lo traducía/resumía a mis hermanas. No es por alarde, sólo quiero dejar patente la enorme curiosidad que siento por saber qué dicen las otras lenguas. Por eso, no puedo sojuzgar ninguna, para mí son todas iguales. Bendigo el día en que Yahvé se enfadó con el gremio de la construcción en Babel. Más que un castigo fue una bendición, gracias a Dios.

lunes, julio 10, 2006

Qué calor

Hace un calor espantoso. Ahora estoy esperando a que salgan las notas de la primera parte de las oposiciones, para ver si he aprobado o suspendido. Si apruebo, tengo que correr como una loca para terminar la programación que tengo que entregar al tribunal y prepararme para el examen oral. y si he suspendido... a descansar. Lo malo es que a partir del 14 de agosto, mi futuro está difuso. No sé si voy a trabajar este invierno, y me parece horrible lo que me espera. Si al menos me dieran una interinidad, me solucionaría la papeleta laboral, y la económica también. Nunca he ganado tanto dinero como cobran los interinos, y me daría la vida estar trabajando. En realidad, el dinero es lo de menos, de verdad, lo que más me importa es sentirme bien y segura porque estoy trabajando. Eso es lo fundamental. Este año, ni me acordaba de que me ingresaban la nómina (cuando empezaron a ingresármela, hasta entonces, sí que miraba todos los meses los movimientos y llamaba para preguntar cuándo iba a cobrar). En fin, que me espera un inviernito de órdago, si no viene la Providencia a cambiarlo.