Domingo por la mañana.

Son las doce y pico de la mañana y hace un rato que me he levantado. Tenía mucho sueño, porque anoche estuvimos en el Dakar hasta las cuatro, casi, y cuando me acosté, cumplí con mi ritual diario: leer. Ahora estoy leyendo "Las uvas de la ira" de J. Steinbeck. Es precioso, tan real como la vida misma, y tan duro y triste como ella. Aún así, a medida que vas leyendo, el hábil Steinbeck va soltando, como quien no quiere la cosa, gotitas de esperanza. No sé cómo terminará, me imagino que puede terminar tan mal como a veces termina la vida, pero no lo sé a ciencia cierta todavía. Bueno, voy a seguir con mi tarea diaria, que todavía tengo que marujear un poquillo. Besines 1000.