viernes, octubre 27, 2006

Lo echo tanto de menos

Es sólo de lunes a viernes, y el viernes ya lo veo, pero la semana se me hace eterna sin él. Cuando me voy el domingo lo hago con un nudo en la garganta, y pienso que ojalá trabajase mañana y tarde para poder soportarlo mejor. En el trabajo estoy entretenida y lo sobrellevo, pero cuando llega la hora en que él está terminando de trabajar y veo que me queda otra tarde sola, sin él, sin salir a dar una vuelta, sin su presencia junto a mí, sin sus abrazos ni sus besos, se me vuelve a anudar la garganta.
Él me llama, me llama mucho. Mis compañeras me dicen que qué suerte tengo de tener un marido que me dé los buenos días a las ocho de la mañana, que me pregunte qué tal me ha ido el día a las dos de la tarde, que me dé las buenas noches a las once, y que en medio me mande mensajes diciéndome cosas bonitas, sencillas pero sinceras.
Ya sé que es sólo un mes y medio, pero hasta ahora nunca me había separado de él y me cuesta adaptarme; ya no recuerdo qué era vivir sola. Antes, cuando vivía con mis padres, era un placer. Ahora trato de verlo como tal, pero la casa por las tardes está llena de ecos tremendos y a veces, cuando ya he terminado de preparar las clases, de estudiar, de limpiar, se me viene la casa y la soledad encima. ¿Qué hago ahora? y sólo la lectura me refugia un poco.
Intento no pensar que durante la semana nos separan 150 kilómetros, sólo pienso que hay parejas separadas por más distancia. Pero no me consuela mucho. Lo echo de menos. Lo echo mucho, mucho de menos, sólo me importa él, a lo lejos.
Cuento los días hasta el viernes. Las tardes en Herrera sólo son una cuenta atrás que se acelera durante las mañanas, enfrascada en el trabajo, mi refugio, pero qué rápidas pasan las horas en el instituto. Y qué lentas pasan las tardes, tan lluviosas.
Sólo el viernes me trae la alegría del reencuentro y de su presencia, tan necesaria, tan deseada. Ahora estoy sola, pero en nuestra casa, esperando que llegue del trabajo. Lo echo de menos, pero hoy, no. Hoy borrará las lentísimas, lluviosas tardes de Herrera del Duque.


P.S. Valga este pequeño desahogo también para felicitarte, cariño, por cumplir hoy cinco meses siendo mi marido. Te quiero.

3 comentarios :

Evla dijo...

Y felicidades también a la yaya, que a pesar de sus 87 añitos, seis hijos, una guerra, una posguerra, 20 nietos y tres bisnietos,es una rosita temprana.

Evla dijo...

Bueno...casi cuatro bisnietos, la cuarta llega este mes...

MAYTE dijo...

QUE BONITO LALI LO QUE LE HAS DEDICADO A GREGO..
A VECES VERBALMENTE NOS CUESTA EXPRESAR LO QUE SENTIMOS..
PERO SIN DUDA TENEMOS MUCHAS COSAS DENTRO DE NUESTRA CABECITA QUE PODEMOS EXPRESAR DE OTRA FORMA...
ENHORABUENA A TI TAMBIEN POR TENER A ESE PEDAZO DE HOMBRETON EN TODOS LOS SENTIDOS..
UN BESITO.