La Hermosa

Ayer estuvimos en Fuente de Cantos, a la prosaica tarea de cambiar el aceite al coche. Mientras lo hacían, Grego y yo nos paseamos por el pueblo durante una horita. El termómetro marcaba 32 grados a las cinco de la tarde. De vuelta, pasamos por la ermita de la Virgen de la Hermosa. El cielo era insultantemente azul y la ermita muuuuuy blanca. Quedaba tan bonito, que le hice unos daguerrotipos con el móvil:
Me gusta la escalerita que sube a las campanas, me hubiera gustado entrar y bichear un poco, pero ya era la hora y además el sol pegaba bien. Otra vez será.

P.D. Ahora que veo las fotos, me doy cuenta de que no hacen justicia al color de la realidad. Pero es lo que hay.