Como de costumbre, estoy releyendo un libro gordo que hacía tiempo que no leía: La rosa de Jericó - Evlex, de Francisco Martos. Me lo regaló Mr. G. porque era muy gordo (sólo leo libros de gran tonelaje porque así me duran más de dos días) y porque parecía atractivo.
Y lo es. Cuenta la historia de las Rosas de Jericó, desde su origen hasta la actualidad. Sólo que quiero puntualizar que lo leo desde el escepticismo. Al parecer, las rosas de Jericó, que como ven en la imagen tienen poco de rosas, tienen algún poder esotérico, cosa que a mí no me acaba de entrar en la cabeza. Mi poca racionalidad se resiste a creer en ello. Sería bonito que fuera así, claro, pero no acabo de creerlo. Personalmente, es una planta que no me gusta demasiado, me parece más bien feúcha, y cuando está seca no dejo de pensar en una araña muerta, qué asco. Sin embargo, el autor insiste en el poder de esta planta y él mismo se considera heredero de una larga serie de chamanes relacionados íntimamente con ella, hasta el punto de tener la capacidad de ritualizarla para que su poder ayude al poseedor. Y la historia que cuenta el libro es la alianza que el primer chamán, Kildon, hace miles de años, hizo con la primera plantita, Evlex, que no era otra cosa que un alma de luz desterrada de un paraíso allende las estrellas.
Para la gente que crea, este libro sería como una especie de biblia, pero yo no puedo tomármelo más que como un entretenimiento y lo leo con gusto, es cierto, porque Martos escribe bien, pero también con ojo crítico. No me cabe en la cabeza que el autor conozca hasta los sueños más recónditos de su antecesor de hace unos miles de años. Creo que se reduce a pura literatura.
Y hay algo que no me cuadra en absoluto: a lo largo del libro se hace hincapié en que todo lo que rodea a la planta de marras está basado en la bondad y el altruismo (al parecer, hay que regalar la planta); sin embargo, el autor las vende, ya ritualizadas, con un bol azul para meterla, un folleto y un certificado fitosanitario, al módico precio de ¡36 euracos! (Eso me recuerda al día en que cierta gran superficie estuvo vendiendo geranios marchitos y esmirriados como oferta a diez euros;). Me da la impresión de que hay algo de negocio tras el asunto y eso me da que pensar. No dudo de que Martos sea buena persona, pero me parece que si es un verdadero chamán no debería hacer negocios con sus artes, y más siendo un señor con varios títulos universitarios.
Por lo demás, recomiendo el libro a quien crea en cosas de éstas. Está disponible en internet, en las librerías virtuales y en la página del autor (también vende un cómic con otra historia).
7 comentarios :
Señorita, la plantilla!
¿Qué le pasa a la plantilla?
yo tengo una que me la regalaron pero mi vida sigue ugual no he notado nada de momento si que al principio el agua olia fatal y eso segun la que me la regalo se debia a la negatividad que habia en mi casa pero lo dicho no noto nada mas
Quizá te diría Francisco Martos que no está ritualizada y que por eso no hace nada; de todos modos, dudo mucho que una planta por ponerla en agua cambie la vida de nadie. Lo de que huela mal también me lo dijo M. Carmen, pero ¿no es mucha casualidad de que todas las casa estén llenas de energía negativa? Yo no me creo nada, qué quieres que te diga.
Mi madre también tiene una, desde hace años, la compró en un mal momento y no sé si nos habrá dado suerte, pero peor no nos ha ido que es importante. Un poco supersticiosa sí que es, pero no le reza ni le habla ni nada de nada, simplemente está ahí en su recipiente de cristal y ya está. Interesante el tema...
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