Como los deseos de mi prima Gema son órdenes para mí ( es un decir, pero a La Princesa no le niego yo el capricho para el día de su boda), y quiso que nos pusiésemos algo en la cabeza, me compré este perifollo de plumas. No soy muy amante de estas cosas, y cuando ella me dijo que quería vernos el día de la boda con algo en la cabeza, no pude evitar pensar en un inodoro o en un cenicero de los de verdad (lo sé, soy muy mala), pero luego pensé que iba a provocar más de un disgusto y el inmenso regocijo de mi primo Manolo, así que fui buena y me compré estas plumitas, amén de unos pendientazos a juego con los que consolarme. He aquí el resultado. Opino que no estuvo mal, después de todo. Gracias a la peluquera también, que le dio algo de gracia a mi simple azotea. Nota: De todos modos, yo me sigo viendo de mejor ver cuando voy de sport.
2 comentarios :
No te queda mal pero seguro que de sport estás mejor, pero claro, la ocasión lo merece.
Un beso.
Anda, como que no te vas a poner otro perifollo...En la próxima boda de la otra prima que nos quede por casar jajaja
¿Y de los tacones qué me cuentas? Yo no los soporto, me niego a ser más alta y más esbelta...
Donde estén los vaqueros y el zapato bajo...
Pero sí se te ve guapa en la foto. Como dice, Thot, la ocasión lo merece.
Un besote.
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